miércoles, 9 de junio de 2010

Broncoespasmos

Quiero estar en un hospital, creanlo o no, lo quiero. Cuando era más chico de lo que soy ahora,pasaba la mayor parte de mi tiempo en hospitales, salas de espera y de urgencia. Era un chico demasiado enfermo, nunca supe la razón me alimentaba bien, me abrigaba pero sin embargo cada dos meses me enfermaba y pasaba largas jornadas sentado enfrente de la puerta a la espera de un doctor para que me atendiese.
 Pasado el tiempo (no hace mucho) adquirí una salud de hierro y ya no caigo víctima de enfermedades. Algunos dirán: "Estas loco, ¿Quién quiciera estar enfermó y en un hospital?". La respuesta es muy simple, uno se acostumbra a cierta cosas que al principio le son desagradables pero una vez que no están mas,  las empieza a extrañar y las necesita desesperadamente. Un ejemplo muy claro es la escuela, en mi caso particular los hospitales.
Aveces extraño esa fiebre que me producia mareos y la cual me hacía perder la noción del tiempo y me dejaba con una sensación de desgano. Matar el tiempo en esos fríos pasillos, con un aire de triztesa, escuchando a madres preocupadas por sus hijos enfermos; ese amor de madre que te llena de esperanza, en un lugar donde no ronda demasiado. Si tienes suerte, no mucha, puedes escuchar historias de vida oscuras, macabras, llenas de pasión, amorosas. Caminar por las madrugadas, a esas horas en las que incluso los fantasmas estan cansados como para salir, mirar las multiples salas y sus sillas vacias. Un cuartel de batalla contra el poder divino de la muerte. Ver a los ancianos tan sabios como una flor marchita que te pueden enseñar esas cosas que no encuentras en los libros y que quizás, sin ellos, nunca las hubieras sabido. La simpatía de los soldados  que luchan contra la invencible parca, sabiendo que tarde o temprano llegará tu final; en esos momentos en que aparentás estar en tu lecho de muerto, la amabilidad y lástima de los otros es enorme.
 No, no estoy loco. Simplemente que he vívido más tiempo en estos lugares que en cualquier parte del mundo. Llegué a apreciar lo bello de estos concretos triztes. Estos lugares son mi caparazón, mi refugio contra el tiempo. Un lugar en el que puedo quedarme como una estatua, mirando solamente, la vida hacer su trabajo.

1 comentario:

  1. "Un cuartel de batalla contra el poder divino de la muerte."
    Que buena frase para describir a los hospitales.

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Se me puede causar una aneurisma si no comentas: